La
noche de San Juan es una fiesta de honda raíz popular que une celebración
cristiana con paganas, supersticiones y creencias populares, dando paso a una
serie de rituales que se conserva en el tiempo; sapienza mestiza que da sustancia a nuestro bagaje cultural. La vigilia del 23 de junio, víspera de San Juan, es la noche mágica en que los pueblos esperan con armonía la fusión de lo
humano y lo divino; se sucede el solsticio de verano y en torno a él y a la
fiesta del santo se recuerda que llega el día más largo y la noche más corta
del año, que conjuga en el sol, el agua y los frutos del mundo vegetal, las
manifestaciones que giran en derredor de esta celebración.
San Juan Crisóstomo,
patriarca de Constantinopla y San Fulgencio afirmaban que el día del nacimiento
de San Juan coincidió con la fiesta agrícola de Ceres, celebración de contenido
naturalista en todos los pueblos de influencia romana. En
Marruecos, la fiesta dedicada a San Juan tenía presentes los ritos del agua y
del fuego. En América estas festividades recuerdan los días de jolgorio que
aprovechaban los esclavos para dedicarse según sus amos a las “danzas bárbaras”.
Desde el 23 de junio, a las 12 meridiem, cuando las campanas de la iglesia
dejan volar su campanada doceava, repica con su voz aguda la curbata en
compañía de la mina resonante. San Juan durante tres días viste hábitos rojos,
roscas de pan dulce penden de los relieves de un altar adornado con flores que
se dejan iluminar por las velas penitentes. La variedad en la repostería se exhibe golosamente la nochebuena de San Juan, mientras el ron
cintila en los vasos al trasluz de los faroles que sombrean las cuadrillas de bailarines, dando pasos airosos al son que la dan los cueros. Las mozas echarán
agujas pares en platos llenos de agua, para ver si los amantes le son fieles;
espermas y plomo derretido en las poncheras, huevos en vasos de agua para
descifrar los designios futuros; se despuntarán los cabellos para que les
crezca en hermosura.El
25 de junio se realiza el encierro del Santo, el cual se saca en andas por las
calles al son del malembe, oportunidad para seguir la danza del negro Congo, la
negra Pola y el negrito Periquilla, hasta la iglesia, donde se le guarda al
repique de campanas que se confunden con el mina que resuena nuevamente hasta
avanzadas horas de la noche. Un verdadero mundo pintoresco y pleno de
tradiciones que muestra un acontecimiento de la cultura local reflejado en la
universalidad de la cultura humana.
Imagen de San Juan de Guatire. cortesia de: https://anielloac.wordpress.com/2010/06/23/san-juan-de-guatire/ |
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